jueves, 17 de febrero de 2022

El ómnibus perdido (John Steinbeck)


Es curioso como una novela casi desprovista de argumento puede transformarse en un relato cautivante que se lee una y otra vez con auténtico placer. La clave está en el magnífico retrato de los varios personajes que se mueven por sus páginas. John Steinbeck es un experto en la creación, exposición y desarrollo de personajes de diverso tipo social, moral, físico y psicológico, y es en El ómnibus perdido donde mejor desarrolla esta faceta de sus libros al dejar casi de lado el argumento. La historia es una excusa para mostrar a un grupo de personas diferentes que al verse obligadas a estar juntas deben relacionarse entre sí; sus conversaciones, casuales o forzadas, van revelando su verdadero mundo interior, muy diferente del que muestran a los demás e incluso a sí mismos. El escritor no deja sentimiento ni deseo sin explorar, en ocasiones desde varias perspectivas, como vemos, por ejemplo, en la atracción que ejerce Camille en los diversos hombres que viajan en el ómnibus: El adolescente Pimples la idealiza y ve como inalcanzable; el joven Horton está dispuesto a obtener una cita con ella; Mister Pritchard le ofrece un empleo con la intención casi inconsciente de convertirla en su amante y Juan la cree inaccesible a su tipo y se contenta con admirarla. 

Resumen
El autobús de Juan Chicoy, conductor entre Rebel Corner y San Juan de la Cruz, California, sufre una avería y él debe hospedar por una noche a un grupo de viajeros. A la mañana siguiente Juan y los viajeros reinician su viaje, al que se unen Camille, una rubia despampanante, y Norma, la joven ayudante de cocina de Alice Chicoy, que abandona su empleo al sorprender a la patrona husmeando entre sus pertenencias. Pimples, el joven ayudante de Juan, también los acompaña. Durante el viaje tienen lugar pequeños incidentes que van exponiendo la verdadera personalidad de cada uno de los viajeros. Esto se agudiza cuando un puente de la carretera amenaza con venirse abajo por la súbita crecida de las aguas.


Personajes
La novela funciona alrededor de los personajes, ellos y su propio universo son toda la historia.

Juan Chicoy: 50 años, dueño de un auto-servicio en Rebel Corner, California, y conductor del autobús que hace el tramo entre Rebel Corner y San Juan de la Cruz. Es un excelente mecánico y conductor, y un hombre agradable y sagaz cuyo curioso atractivo, producto de la mezcla de irlandés y mexicano, despierta el deseo de Mildred.

Alice Chicoy: Esposa de Juan y encargada del comedor del auto-servicio. Siente un amor apasionado hacia su marido pero también un poco de desprecio, proyección del desprecio que siente hacia sí misma por su vida gris que la lleva a emborracharse cuando se queda sola. Aborrece las moscas y compensa su condición de perdedora con la creencia de ser superior al resto del mundo.

Norma: Joven ayudante de Alice. No tiene familia ni amigos y remedia su soledad creándose un mundo de sueños donde el actor Clark Gable representa al príncipe azul que la sacará de su trabajo rutinario y la llevará a una vida de lujos y elegancia en Hollywood. Al conocer a Camille queda deslumbrada por su belleza e independencia, convirtiéndola en el nuevo objeto de su idealización.

Camille Oaks: Hermosa rubia de entre 25 a 30 años. Viste con elegancia y desprende un aire sexual que atrae a todos los hombres que se cruzan con ella. Asegura ser ayudante de un dentista cuando en realidad es una bailarina desnudista y posiblemente una prostituta ocasional de alto nivel. Sueña con una vida convencional que sabe imposible. Es una persona segura de sí misma y de su atractivo, el que usa como un arma para ganar la batalla a un destino miserable que la lleva de un sitio a otro. Todos los hombres del autobús se sienten atraídos por ella en diverso grado y forma.

Kit ''Pimples'' Carson: 17 años, ayudante mecánico de Juan. Sufre de acné, lo que le impide relacionarse con las mujeres. Ansía convertirse en operador de radar y recorrer el mundo pero no hace mucho por conseguirlo, limitándose a vivir en un mundo de fantasías que al tomar derroteros sexuales lo sumerge luego en la culpa y la melancolía. Su apasionamiento adolescente por Camille lo lleva a unirse al viaje sólo para estar cerca de ella.

Elliot Pritchard: Adinerado hombre de negocios, presidente de una compañía de mediana importancia, se encuentra de vacaciones con destino a México. Ha dejado que su identidad sea la del grupo social donde se mueve, renunciando a cualquier atisbo de individualidad. Odia a los extranjeros y la gente ajena a su clase simplemente porque le perturba lo diferente. Aunque cree manejar su vida en realidad es controlado por su esposa, y no tiene ningún ascendiente sobre su hija Mildred.

Bernice Pritchard: Dama de sociedad, fiel ejemplo del estereotipo: Buena ama de casa, amiga superficial, y esposa amable pero carente de sensualidad. Su vida consiste en mantener la idea de la perfección de su matrimonio. Está segura de su valía, que se sustenta en el dinero de su marido, pero envidia a quienes disfrutan de la vida. Pasa la mayor parte del viaje diseñando mentalmente una carta para sus amigas contando lo que sucede a su alrededor.

Mildred Pritchard: 21 años, joven atlética y guapa, aunque sufre de miopía. Ha sido bien educada pero carece de imaginación y profundidad. Considera a sus padres unos seres infantiles, sin sexo ni ideas, mientras ella misma muestra gran desenfreno en su lenguaje y comportamiento. Es presa de fuertes deseos sexuales que no intenta controlar ni encauzar, al punto de acabar cogiendo con Juan en un granero aun cuando sólo siente por él un deseo casi animal.

Ernest Horn
: Representante de una compañía de objetos de broma. Hombre simpático y agradable, se muestra confiado en su talento y tiene iniciativa y planes a futuro, pero también posee un cierto dejo de cinismo que le hace desconfiar de la clase alta, representada por mister Pritchard. Siente un genuino y natural interés en Camille, con quien no se anda con rodeos.

Mister Van Brunt: 60 años, está amargado por una enfermedad mortal que le ha indispuesto contra el mundo a la vez que ha desatado su libido hacia las jovencitas. Intenta atraer la atención mediante quejas y protestas, especialmente dirigidas hacia Juan. Nada le parece bien hecho y trata de provocar discusiones con los demás por cualquier motivo. Sufre un ataque que le obliga a depender de los otros viajeros. 

Los fotogramas pertenecen a la adaptación cinematográfica
realizada en 1957 por Victor Vicas.


Lo mejor: Los diálogos, tan breves y a la vez tan reveladores del universo de estos personajes con los que uno acaba encariñándose pese a sus miserias y bajezas.
Lo peor: Nada, aunque podría haber sido más larga; atrapa de principio a fin.
Conclusión: Novela no hay, pero si un viaje por el interior de varias personas cuyas miserias acaban siendo de genuino interés al reflejar la realidad.

jueves, 3 de febrero de 2022

Viento del este, viento del oeste (Pearl S. Buck)


Pearl Buck alcanzó la fama como escritora gracias a su ciclo de novelas ambientadas en China. Su obra más famosa, La buena tierra, se ha convertido en material de lectura obligatorio en algunas escuelas aun cuando Buck, pese a su indiscutido talento narrativo, la llenó de estereotipos acerca de la vida en China cayendo en ocasiones en la auténtica parodia. Este es un defecto extendido a gran parte de su obra que sin embargo no ha impedido a sus novelas gozar de gran popularidad gracias a una narrativa ágil y directa, y a la exoticidad de las historias, que envuelven fácilmente al lector.
Viento del este, viento del oeste es una novela corta (no alcanza las 200 páginas) poco conocida, pero una de las más interesantes de su autora. En ella encontramos el tópico del choque cultural y la separación generacional llevados al extremo, dando un giro realmente interesante al tema.
  
Resumen
Al cumplir 17 años, Kwei-lan, hija de una familia encumbrada y tradicionalista, se casa en matrimonio arreglado con un joven y apuesto médico, hijo de un amigo de su padre. Imbuido de ideas occidentales, el joven marido se niega a consumar el matrimonio por considerar que ambos fueron forzados a contraerlo. Luego rompe con su familia y se muda con Kwei-lan a una residencia de estilo occidental. 
La joven esposa, educada en el más absoluto respeto a la tradición, intenta atraer la atención del marido recurriendo a métodos completamente errados que sólo aumentan el distanciamiento entre ambos. Desesperada, pide consejo a su madre, quien tras escuchar su historia (desconcertante para ella) le dice que debe plegarse a todos los deseos de su marido sin importar cuan extraños sean. Sin embargo Kwei-lan sólo comienza a romper con la tradición cuando su marido recibe la visita de una mujer intelectual. Comprendiendo que no puede conquistar a su marido con adornos y maquillaje, renuncia a estos y accede a su petición de quitarse las vendas que comprimen cruelmente sus pies. Los cuidados médicos del joven sólo aumentan el amor de Kwei-lan; a su vez, él comienza a amarla al comprender que está rompiendo con la tradición por él.
El matrimonio finalmente se consuma y un año después Kwei-lan da a luz un hijo. La joven se tambalea entre la tradición y la novedad, pareciendo aceptar más las ideas nuevas, sin embargo esta aceptación toma un cariz dramático cuando su único hermano regresa de Estados Unidos con Mary, una joven blanca con quien se ha casado. Los padres del joven se niegan a reconocer la legitimidad del matrimonio y Kwei-lan se ve dividida entre el respeto a sus padres y el amor hacia su marido, que decide apoyar a la pareja.
Kwei-lan acepta a Mary con cautela, pero pronto su simpatía, vitalidad y ternura la ganan por completo y ambas se convierten en amigas. Todo se complica cuando Mary resulta embarazada mientras sus suegros continúan negándose a aceptarla.
 
Puntos destacados
Más allá del relato central, Buck desarrolla la historia de la familia original de Kwei-lan: Los inútiles esfuerzos de su orgullosa madre por mantener intacta a la familia dentro de la tradición; la equivocada autosuficiencia de su lujurioso y sandio padre; la rivalidad de las estúpidas concubinas, siempre en lucha para obtener el favor de su señor; los chismorreos de la servidumbre, reveladores de lo que ocurre más allá de la casa, donde el mundo al que ésta se aferra comienza a desmoronándose.
Las reacciones de Kwei-lan ante las ideas y actitudes occidentales de su marido están entre lo mejor de la novela. Educada en la tradición más rancia, la joven es
 supersticiosa ignorante y prejuiciosa; no puede entender ni la mitad de lo que su marido hace y dice. No obstante, en la lucha por ganar su afecto, Kwei-lan crece en conocimiento y madurez hasta convertirse en una auténtica compañera para su marido, al tiempo que descubre su propia validez al transformarse en el punto de comunicación entre su hermano y sus padres.
Hay que destacar la historia del nacimiento y desarrollo del amor entre Kwei-lan y su marido. No hay deslumbramiento ni flechazo, sino un sentimiento reposado que va extendiéndose paulatinamente a medida que ambos se conocen de verdad y no sólo en la carne. Kwei-lan pasa de creer que ama a amar de verdad, algo inusual en una mujer como ella, educada en la creencia de estar obligada a amar al marido sólo por serlo.
Otra pequeña historia destacada es la de La-may, la hermosa tercera concubina del padre de Kwei-lan, que por la vía del dolor llega a comprender y despreciar su propia condición de objeto de lujo. Kwei-lan acaba compadeciéndose de aquella joven condenada a servir a un viejo egoísta y estúpido.
Aunque la mayor parte de la historia se desarrolla tras los muros de las casas, el drama es provocado por la interferencia extranjera, directa e indirecta, dejando muy claro que aunque China se ha abierto al trato con occidente, no hay unión ni comprensión cultural. Esto se explica de forma simbólica cuando La-may intenta suicidarse tragando unas perlas y acude a salvarla un médico extranjero que, para mayor asombro de la familia, es una mujer.
 
Lo mejor: El choque cultural visto desde la perspectiva de una joven tradicionalista.
Lo peor: Nada.
Conclusión: Novela breve interesante en más de un punto. Muy recomendable.