jueves, 20 de julio de 2023

Quiero leer pero no sé cómo



Hoy en día comenzar a leer o retomar el hábito de la lectura no es sólo cuestión de interés y perseverancia. La enorme cantidad de distracciones fáciles y adictivas creadas por los "avances" tecnológicos, unidas a las embrutecedoras condiciones de la vida citadina, roban el tiempo y la energía imprescindibles para realizar actividades saludables como meditar, practicar deportes, desarrollar un pasatiempo y, por supuesto, leer. Podemos tener el deseo de leer, pero nos falta tiempo y espacio para hacerlo. ¿Cómo conseguir ese tiempo y usarlo de modo realmente efectivo?
A lo largo de los años he probado varios metodos diferentes. Aquí están los que me han servido. Intenté darles un orden, aunque son opciones, no leyes.

Reducir los tiempos muertos
¿Cuánto tiempo perdemos yendo de una publicación a otra en las mal llamadas redes sociales? ¿Cuánto más viendo programas de TV sólo por "pasar el rato"? No se trata de abandonar por completo estos servicios, sino de usarlos en su justa medida: Revisar las publicaciones de las páginas y personas que seguimos; ver los programas que realmente nos interesan. Haciendo esto descubriremos que nos sobra una considerable cantidad de tiempo que puede destinarse a la realizacion de actividades más productivas que sólo "pasar el rato". 

Reservar 20 minutos diarios para leer
Ya con tiempo disponible, hay que apartar un poco para la lectura. Comenzar con 20 minutos diarios es una buena opción. ¿Qué se puede leer en ese tiempo? Cuentos cortos y novelas por capítulos. Hay para todos los gustos y estilos.  
El tiempo de lectura se irá incrementando a medida que leer se haga costumbre. Cada lector determina su límite, pero no recomiendo leer más de dos horas seguidas.


Estar cómodo
Las imágenes de gente leyendo en medio del tráfico son bonitas pero falsas. El ruido, la mala iluminación y un asiento duro son elementos distractores para cualquiera que no haya nacido con un libro bajo el brazo. 
Leer no es como bailar o trotar; para concentrarse en un libro se necesita comodidad. Yo prefiero leer en un sofá o en la cama antes de dormir, o por las mañanas durante el desayuno. 

Aceptar recomendaciones
Todos los lectores hemos pasado por períodos en que no sabemos qué leer. Pedir y aceptar recomendaciones de acuerdo con nuestros gustos e intereses es una opción más que viable. No sólo descubriremos obras y autores nuevos, también tendremos alguien con quien comentar esa lectura, compartiendo opiniones y dudas. 

Leer varios libros a la vez
Como lectora ya veterana, muchas veces me he topado con este problema: Estoy leyendo un libro pero un día mi humor simplemente no está para esa clase de literatura. ¿Cómo mantengo mi ritmo lector? Leyendo tres libros de temática distinta a la vez, de modo que si un día no puedo con uno tengo otras dos opciones. 
Ahora mismo, por ejemplificar, estoy leyendo Los niños de la estación del Zoo, los cuentos de Andersen y la serie de Odisea espacial (Arthur C. Clarke).

Llevar cuenta anuales de lectura
Esto es algo que vengo haciendo desde hace varios años y me ha servido para ordenar mis lecturas y ponerme metas al respecto: ¿Qué leí de tal autor? ¿Me gustó? ¿Qué aprendí de este libro? ¿Qué género me gustaría explorar? ¿Qué dejé pendiente?

Leer despacio
Ser lector habitual no es una competencia. Leer de verdad significa entender, recordar y disfrutar lo leído. Para ello hay que leer en forma pausada, respetando la puntuación y volviendo a leer lo que no se comprende. Repetir las palabras o líneas complejas en voz alta ayuda a vocalizar mejor, lo que siempre es muy positivo.   


Leer posee muchas ventajas:
  • Fortalece la memoria, ayudando a prevenir la degeneración cognitiva.
  • Reduce el estrés.
  • Mejora el vocabulario y la ortografía.
  • Incentiva la creatividad y la imaginación.
  • Ayuda a reflexionar y sintetizar. 
  • Entrega todo tipo de conocimientos. 

Anexo
Algunas recomendaciones personales de cuentos cortos y medianos agrupados por temas para empezar a leer ya.

Policial
Jaque mate en dos jugadas (Isaac Aisemberg)
Un escándalo en Bohemia (Arthur Conan Doyle)
La liga de los pelirrojos (Arthur Conan Doyle)
Circo de cadáveres (Ray Bradbury)
El caso de la doncella perfecta (Agatha Christie)

Ciencia ficción
El dragón (Ray Bradbury)
La ultima noche del verano (Alfred Coppel)
Algo verde (Fredric Brown)
La última pregunta (Isaac Asimov)

Fantasía
El príncipe feliz (Oscar Wilde)
Los cisnes salvajes (Hans Christian Andersen)
La sirenita (Hans Christian Andersen)
El rey de los elfos (Philip K. Dick)
Había una vez un gnomo (Henry Kuttner y C. L. Moore)
La bella maldecida (Jacqueline Balcells)

Misterio
Los vecinos (Pauline C. Smith)
La señora del baúl (Ray Bradbury)

Drama
Emma Zunz (Jorge Luis Borges)
El padre de Simon (Guy de Maupassant)
Soledad de la sangre (Marta Brunet)
El cuarto de enfrente (Rómulo Gallegos)
El collar (Guy de Maupassant)
El testamento (Guy de Maupassant)
Final del juego (Julio Cortázar)

Terror
Hop-Frog (Edgar Allan Poe)
El fantasma de la señora Crowl (Sheridan Le Fanu)
Una noche terrible (Anton Chejov)
Los gatos de Ulthar (H. P. Lovecraft)
La araña (Hanns Heinz Ewers) 
Primer aniversario (Richard Matheson)
El almohadón de plumas (Horacio Quiroga)

Otros
El regalo de los magos (O. Henry)
Rosita (Guy de Maupassant)
La prodigiosa tarde de Baltazar (Gabriel García Márquez)
La última hoja (O. Henry)
Un viejo manuscrito (Franz Kafka)
El vengador (Anton Chejov)
La sal del otro mundo (Jacqueline Balcells)


jueves, 6 de julio de 2023

Cinco inicios de novelas de Agatha Christie



La reina del misterio nunca necesitó atraer al lector iniciando sus novelas de manera enigmática o sorprendente. El "truco" era innecesario, puesto que Agatha Christie escribía de forma amena, y sus relatos y personajes son lo bastante interesantes por sí mismos. No obstante, hay cinco novelas cuyo comienzo debo destacar por ser al menos sugestivos.


1) Un triste ciprés 
Elinor Katherine Carlisle: Está usted acusada de haber asesinado a Mary Gerrard el veintisiete de julio pasado. ¿Se confiesa usted culpable o inocente?

2) Cita con la muerte
-¿No comprendes que es necesario matarla?
La pregunta flotó en la quietud de la noche; pareció que, por un momento, permanecía suspendida en el aire para alejarse, al fin, hacia el Mar Muerto.


3) El testigo mudo
Miss Arundell murió el día primero de mayo. Aunque la enfermedad fue corta, su muerte no causó mucha sorpresa en Market Basing, pueblo donde había vivido desde que era una muchacha de de dieciséis años. Porque, por una parte, Emily Arundell, la única sobreviviente de cinco hermanos, había rebasado ya los setenta, y, de otra, no había disfrutado de mucha salud durante años. Además, unod dieciocho meses antes de fallecer estuvo a punto de morir de un ataque similar al que acabó con su existencia.

4) Cianuro espumoso
Seis personas estaban pensando en Rosemary Barton, muerta casi un año antes...


5) Asesinato en el campo de golf
Creo que existe una anécdota famosa según la cual un joven escritor, resuelto a dar a su narración un giro bastante enérgico y original para alcanzar y retener la atención del más hastiado de los editores, escribió lo siguiente:
-¡Demonios!- exclamó la duquesa.
Por extraño que parezca, la presente narración mía comienza de un modo muy parecido, salvo que la dama que lanza la exclamación no es una duquesa.