jueves, 30 de marzo de 2023

Náufragos (Erich Maria Remarque)


Publicada en 1941, Náufragos es una novela sin par sobre el drama menos tratado de la Segunda Guerra Mundial, las vicisitudes de los refugiados, víctimas de 
los cambios políticos de la Europa Central y la Alemania hitleriana. El impresionante realismo de Erich Maria Remarque eleva la obra a las cimas de la literatura antibelicista, explorando los densos matices del alma en la lucha por la vida y el arraigo. Austria, Checoslovaquia, Suiza y Francia son escenarios de esta lucha dolorosa, extenuante y peligrosa que no parece tener fin. 

Resumen
Náufragos es protagonizada por tres inmigrantes fugitivos: Ludwing Kein, de 21 años, nacido en Alemania de madre húngara protestante y padre judío; Ruth Holland, joven estudiante de química judía; Josef Steiner, de aproximadamente 45 años, un militante comunista alemán perseguido por la gestapo. Los tres se conocen por azar en 1937 durante su constante peregrinaje forzado a través de distintas ciudades de Europa. 
Este continuo deambular huyendo de los nazis lleva al trio a relacionarse con todo tipo de gente, probando lo mejor y peor de la humanidad. Arrestos, acoso, deportación, fuga, encuentros y desencuentros, el pequeño grupo lo experimenta todo una y otra vez, aferrándose a una esperanza cada vez más difícil de sostener.
Y mientras Ludwing y Ruth encuentran un asidero en su mutuo amor, Josef es víctima del suyo cuando vuelve a Alemania para visitar a su esposa agonizante. 

El tema de los refugiados de guerra no ha sido tratado con igual interés que otros aspectos del drama bélico. Muy posiblemente por lo incómodo del mismo y por revelar la preponderancia de la indiferencia humana por sobre cualquier alarde de empatía y compasión. Náufragos deja esto claro desde su tenso inicio, cuando Ludwing, Josef y otros refugiados son detenidos en medio de la noche por residir ilegalmente en Viena. Los vieneses se burlan de ellos y los policias se muestran brutales y arrogantes.  
A la deriva en un convulso mar de etnias, nacionalidades, religiones y afiliaciones políticas, los refugiados de la novela deben socorrerse a sí mismos formando endebles redes de ayuda que se mueven mayoritariamente en la ilegalidad. Denunciados, arrestados y deportados, vuelven a empezar una y otra vez.
La diversidad de los refugiados es notoria, destacando algunos de los muchos que se cruzan con los protagonistas. Las historias de estas personas son patéticas. Se trata de gente común obligada a un esfuerzo extraordinario: Sobrevivir. Y las experiencias adquiridas en este esfuerzo les convierten en pesimistas o cínicos:

''-¿Qué siente un médico cuando ve que se construyen diariamente aviones y cañones y ningún hospital? Porque a fin de cuentas el único objetivo de los armamentos es llenar los hospitales.
El médico levantó los ojos y soltó una palabrota:
-Y lo más gracioso del caso es que uno tiene que coserlos con la técnica más moderna, para que los despedacen nuevamente con el más primitivo salvajismo. Sería mejor matar a los niños cuando nacen. Por lo menos sería mucho más fácil. 
-Mi querido amigo -respondió el antiguo diputado Marill-, matar criaturas es un crimen. Matar adultos es una prerrogativa del honor partidista.''

En este ambiente trágico e inseguro de los desplazados, Ludwing aprende a mantenerse firme, a aceptar los hechos, y así logra vivir intensamente cada instante de calma y felicidad. Sus momentos de melancolía y desesperación están impregnados de  resignación: 

''Kern miró a su alrededor, y vio muchas cabezas bajas, otras levantadas, impávidas. Vio la tristeza y la desesperación y la leve transfiguración causada instantáneamente por la melodía del violín. Vio todo eso; pensó en las muchas otras salas iguales a aquella, repletas de exiliados cuyo único crimen era el de haber nacido y estar vivos. Aquello existía y al mismo tiempo esta música también existía. Era incomprensible. Representaban al mismo tiempo, de un lado, un imperecedero bienestar y, de otro, tanta desdicha...''


El amor
El tratamiento del amor es uno de los aspectos más notorios de las novelas de Remarque. Las distintas parejas que cruzan por sus páginas se conocen en circunstancias azarosas y trágicas, y muchas veces su amor se asienta sobre una deseperada necesidad de aferrarse a algo y a alguien:

"-Ruth -dijo el muchacho-, sé que esto no es sino un rápido sentimiento de posesión mutua, en medio de esta huida de la soledad; pero para nosotros significa mucho más que ciertas cosas a las que se dan grandes nombres."

El autor consideraba que en los tiempos convulsos e inseguros que se vivían, donde toda ilusión y fe en el mañana eran borradas, el amor, con su sensación de eternidad, era lo único firme que restaba. 
Así, en Náufragos el amor ocupa un sitio destacado. El amor de Ruth alienta a Ludwing: 

''Aquellas eran las primeras cartas que recibía de Ruth. Eran las primeras cartas de amor de su vida. Como por arte de magia, su corazón se alivió del peso que lo oprimía. Ya no se sentía solo ni pensaba en el disgusto que había sentido al salir de la cárcel y no encontrar a Ruth. Leía, y los caracteres de tinta negra se iluminaban como si fuesen fosforescentes. En aquellas cartas palpitaba el sentimiento de un ser humano que le quería, que se veía desesperadamente intranquilo con todo lo que le sucediera y que decía que le amaba. '¡Mi Ruth! Dios mío -pensó-, mi Ruth. Mía, parece imposible. Mi Ruth'. ¿Qué le había pertenecido hasta entonces? ¿Qué era lo que había sido suyo? Simplemente, unos frascos de perfumes, unas pastillas de jabón y la ropa que usaba, ¡y ahora un ser humano! ¡Aquellos cabellos negros, los ojos...! ¡Era casi imposible!''

Josef, profundamente enamorado de su esposa María, lo arriesga todo para verla tras dos años de separación forzada. El reencuentro no puede ser más doloroso: María agoniza y un oficial de la Gestapo acecha a Josef, mas nada perturba la dicha de su reunión:

"-¿Estás contenta de que esté a tu lado? -preguntó, consciente de la inutilidad de su pregunta.
-Para mí lo eres todo -respondió María con seriedad.
Se miraban en silencio. No tenían mucho que decir. El hecho de estar juntos lo significaba ya todo para ellos. Se miraban el uno al otro y lo demás no tenía importancia. Habían estado perdidos y acababan de encontrarse. La vida no tenía ni futuro ni pasado; todo era presente. Reposo, tranquilidad y paz."

El amor ideal, el físico, el obsesivo... Casi todas las formas del amor están presentes en Náufragos, sobre todo en las historias secundarias de personajes ocasionales como Otto Brose y su esposa enferma Lucy, o la actriz Bárbara Klein. 


Fragmentos
En su periplo, Josef, Ludwing y Ruth se ven en la obligación de tratar con diversa gente. Estos encuentros a veces dan pie a diálogos donde el autor hace patente la dramática existencia diaria de los indocumentados. Son diálogos directos y sin ambiguedad. 

"-¿Y no han hecho ustedes nada malo? ¿No cometieron ningún crimen?
-Únicamente, no poseer pasaporte y no poderlos obtener. Nada más.
-No es eso lo que yo quiero decir. ¿Ustedes no han robado nada, no han engañado a nadie ni han hecho nada parecido?
-No hemos hecho nada de eso.
-Y, a pesar de ello, ¿les persiguen como si tuvieran orden de detención contra los dos?
-Así es.
El pastor escupió.
-Tal vez alguien consiga entender eso, pero un hombre ignorante como yo no puede.
-¡Ni yo tampoco! -dijo Kern."

"-Derechos civiles -dijo después-. ¿Y qué voy a hacer yo con ellos? Nunca gocé de los más elementales derechos civiles. Soy una sombra, un fantasma, un hombre muerto a los ojos de la sociedad. ¿Qué voy a hacer yo con lo que usted llama derechos civiles? 
El comisario se quedó callado un momento.
-Pero usted necesita tener, para presentarlos cuando sea necesario, alguna clase de documentos... Tal vez se pudiera hacer una petición por intermedio de algún Consulado Germánico, con el fin de obtener sus papeles de identificación. 
-Ya ha sido hecha, hace un año, por un tribunal checoslovaco. La petición fue denegada. Nosotros nunca existiremos mientras ello dependa de Alemania y, en relación con el resto del mundo, seremos siempre presa de la policia.
El comisario movió la cabeza.
-¿No podría la Sociedad de Naciones hacer algo por ustedes? A fin de cuentas son muchos miles y necesitan vivir en alguna parte.
-La Sociedad de Naciones lleva ya bastante tiempo debatiendo el problema de proporcionarnos documentos de identificación -replicó pacientemente Kern-. Cada país solicitado intenta descargarse en otro. En el mejor de los casos, la solución todavía debe tardar muchos años. 
-¿Y mientras tanto?
-Mientras tanto, ya ve usted lo que ocurre.
-Pero Dios mío -exclamó subita y desoladamente el comisario, en su suave y rústico dialecto suizo-. ¿Por qué este terrible problema? ¿Qué hacer de todos ustedes?
-No sé. Ahora la cosa más importante es esta: ¿Qué me va a pasar a mí?
El comisario se pasó la mano por su reluciente cara y miró a Kern.
-Tengo un hijo, exactamente de su edad. Cuando me lo imagino huyendo de una a otra parte por la simple razón de haber nacido...
-Tengo padre -respondió Kern-. Si usted le viese..."


Lo mejor: La historia, los diálogos, los personajes, el paisaje. Todo.
Lo peor: Nada, aunque me hubiera gustado saber que fue de Ludwing y Ruth. 
Conclusión: Magnífica novela realista sobre un tema poco tratado por la literatura. La recomiendo. 



jueves, 9 de marzo de 2023

Actores y libros (II)

 
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