jueves, 27 de abril de 2023

Nêne (Ernest Pérochon)


Escrita en 1914, 
Nêne ganó el premio Goncourt en 1920. La historia es un retrato doloroso y veraz del amor enfrentado al odio, los celos y las intrigas a través de las desventuras de una criada campesina. 

Resumen
A principios del siglo XX, Madeleine Clarendau, hija mayor de una jornalera viuda, se emplea como criada en la granja las Moulinettes, propiedad del joven viudo y padre de dos niños de corta edad Michel Corbier. Hasta entonces Madeleine había trabajado en labores rudas pero sencillas, mas en las Molinettes debe suplir a la difunta ama de casa.
Madeleine asimila rápidamente sus nuevas funciones, transformándose así en una criada de primer nivel. Aunque originalmente aprensiva respecto a los niños, acaba encariñándose con ellos y luego amándolos con tal fervor que invierte la mayor parte de su sueldo en golosinas y juguetes para ellos. Los niños corresponden a su afecto llamándola Nêne (madrina).
Madeleine es feliz pese a las usuales discordias de la comunidad, dividida entre protestantes, católicos y disidentes. Los Clarendau y los Corbier son disidentes. 
Boiseriat, el único mozo católico de la granja, intenta propasarse con Madeleine. Al no conseguir su deseo echa a correr el rumor de que Madeleine y Michel son amantes. Mientras, Cuirassier, hermano de Madeleine, está locamente enamorado de Violette Ouvrard, hermosa y perversa modista ahijada de Boiseriat. Michel y Violette se conocen y ella lo encandila e indispone contra Madeleine. 

Nêne es una novela realista de ambiente costumbrista que muestra la vida de los campesinos: Sus largas jornadas de trabajo, sus fiestas agrícolas y la monotonía de sus tardes invernales. 
La historia tiene por centro una variante del amor maternal. Madeleine es una joven sana, fuerte y laboriosa que jamás amó más que a su familia. Nunca había cuidado niños hasta emplearse en las Molinettes, así que las emociones y sentimientos derivados de su cercanía a Lalie y Georges la toman desprevenida. Madeleine desarrolla un enorme amor hacia los pequeños y este sentimiento la avasalla. 
En un ambiente viciado por pasiones primarias y celos religiosos, el amor de Madeleine hacia Lalie y Georges no escapa a la norma. No es un amor mesurado; es posesivo y celoso; Madeleine se desprende de su dinero, único sustento propio y de su madre, para satisfacer los caprichos de los niños, incapaces por su edad de entender el alcance del amor de la criada. A su vez, Madeleine no puede ni quiere ver esto último; su amor es también ciego porque está segura de que los niños siempre la amarán y recordarán.
Madeleine no es sólo la protagonista de Nêne sino también un personaje complejo. Su desinterés en los devaneos, usuales para los jóvenes, crea una brecha entre ella y los demás. Madeleine no comprende sus pasiones aunque las tolera. Tampoco tiene interés en el matrimonio. Llega a desear casarse con Michel, mas este deseo apenas asoma y se asienta en el amor de Madeleine por los niños y en la comodidad de las Molinettes antes que en el propio Michel. 
Del resto de personajes destaca la malvada Violette. Boiseriat es completamente despreciable, pero Violette posee encanto en su belleza, atrevimiento y lujuria por la vida. ¿Qué mueve realmente a Violette? No ama a ninguno de sus pretendientes y hasta los desprecia por lo fácil que resulta seducirlos, sin embargo no se desprende de ninguno de ellos, disfrutando de sus halagos y obsequios. Más que malvada Violette me parece una mujer que intenta vivir su propia vida en un mundo de hombres. Frustrada por no poder disponer de sí misma, por verse obligada a elegir entre la prostitución o el matrimonio, Violette se venga allanando su camino sin miramiento alguno. No ama a nadie, ni siquiera a sí misma.
El amor de Madeleine es el centro de la historia pero también su motor dramático. Enfrentado al odio salvaje e implacable del infame Boiseriat, el amor de Madeleine resulta débil y patético. Boiseriat esparce rumores maliciosos e inicia una serie de intrigas que conducirán a un final tan inesperado y amargo como realista. Porque en la realidad los buenos no siempre ganan y muchas veces los canallas se salen con la suya, especialmente cuando cuentan con la complicidad ignorante de débiles como Michel y Cuirassier. Ambos, en diverso grado, son tan culpables como Boiseriat y Violette del triste final de Madeleine. SPOILER: Michel despide a Madeleine y se casa con Violette, quien tuerce fácilmente el corazón de los niños a su favor. Cuando Madeleine les hace una visita Lalie se muestra esquiva y George la insulta. Esto destroza el corazón de Madeleine, que se suicida arrojándose al estanque de la granja. FIN DEL SPOILER
Historia triste y cruel narrada con destreza. El fondo religioso es de gran interés, especialmente el asunto de la convivencia de tres ramas del cristianismo. Los disidentes, hoy casi olvidados, siguen existiendo en un número muy reducido en ciertos rincones de Francia. 

Lo mejor: El terrible pero inevitable desenlace.
Lo peor: También el terrible pero inevitable desenlace.
Conclusión: Buena novela, interesante y recomendable. 

jueves, 13 de abril de 2023

¡Acuérdate de mí! (Alfred de Musset)




¡Acuérdate de mí!

Acuérdate de mí cuando la aurora
abra del sol el mágico palacio,
cuando meditabunda, soñadora
cruce la noche el silencioso espacio;
cuando al placer tu corazón palpite,
cuando la tarde a delirar te invite,
oye una voz que se dirige a ti
diciéndote a través del Oceano:
¡Acuérdate de mí!

Acuérdate de mí cuando el destino
te haya por siempre para mí eclipsado;
cuando ya sienta el pobre peregrino
marchito el corazón desesperado,
piensa en mi amor, en nuestro adiós supremo.
Que yo sé amar, y serte infiel no temo,
y el pecho que una vez latió por ti,
mientras palpite clamará doliente:
¡Acuérdate de mí!

Acuérdate de mí ya cuando inerte
mi destrozado corazón sucumba,
cuando la flor piadosa de la muerte
sonría sobre el mármol de mi tumba.
¡Ay! ¡Ya no te veré! Pero mi alma
de la alta noche en la solemne calma
como una hermana fiel volverá a ti
y oirás que te murmuran dulcemente:
¡Acuérdate de mí!


(Traducción de Rafael Pombo).