El escritor estadounidense Richard Matheson es una de las figuras más importantes de la literatura fantástica del siglo XX; su trabajo ha sido citado por grandes autores del género como Stephen King o Ray Bradbury.
La obra de Matheson comprende novelas y cuentos de terror y ciencia ficción caracterizados por una escritura directa y sencilla accesible a cualquier lector promedio. Muchos de sus relatos se han adaptados al cine y la televisión con resultados dispares. Entre ellos sobresalen Circuito completo (1953), Soy leyenda (1954), El increíble hombre menguante (1956), Pesadilla a 20.000 pies (1961) y Duelo (1971), entre otros.
De los varios relatos de Matheson que he tenido la suerte de leer, existen algunos que conservo nítidos en la memoria desde hace largos años. Recientemente releí varios de esos cuentos, descubriendo en ellos detalles y sugerencias nuevas e intrigantes. La casa Slaughter (1953) está entre los que más me perturbaron al leerlo entre líneas.
Resumen
La trama es básicamente simple: Dos hermanos muy unidos, uno escritor y el otro pintor, compran la casa Slaughter, una vieja casona con fama de embrujada abandonada durante años. La casa parece ser el refugio perfecto para ambos jóvenes, cuya afición por lo victoriano les inclina al retiro y el silencio, tan escasos en el mundo moderno.
Durante algunas semanas los hermanos limpian, reparan y acondicionan la vieja casona, optando por no instalarle servicio electrico. Luego, ya normalizadas sus vidas, comienzan a percibir indicios de anomalías en la casona: Sensación de una presencia indefinida, vibraciones nocturnas, zumbidos, una luz azul. Después el carácter del hermano menor cambia ostensiblemente. Se vuelve distante, descortés, sucio y perezoso. El otro hermano desespera por recuperar su cariño y compañía, pero todos sus intentos de acercamiento son rechazados con crueldad, llevándolo a la desesperación.
Finalmente el hermano mayor descubre que el otro está siendo seducido por el espíritu de Clarissa Slaughter, una bella muchacha muerta cuyo retrato adorna el salón. Clarissa consigue dominar completamente la voluntad del joven y lo hace matarse ingiriendo arsénico. El otro hermano, devastado por la pérdida, quema el retrato, la casa y el cadáver. Luego desaparece sin dejar rastro. Años después envía un escrito con el relato de lo sucedido a un grupo de investigadores de lo paranormal.
¿Qué pasó realmente en La casa Slaughter?
Lo primero que llama la atención en esta historia es la estrecha relación que une a ambos hermanos. Lo comparten todo y esto va más allá del hecho de ser huérfanos y carecer de otros parientes, pues incluso antes de la muerte de sus padres ya mantenían un fuerte vínculo basado más en la afinidad que en la condición de hermanos. Su apego mutuo es tan intenso que durante la etapa escolar sus compañeros solían llamarlos burlonamente "Los gemelos siameses". En la niñez compartieron habitación y en la edad adulta comparten casa. Ambos poseen las mismas aficiones, caracteres e ideas: Los dos son artistas solitarios, románticos e hipersensibles; ninguno tiene amigos ni novia.
El vínculo empieza a resquebrajarse cuando el hermano menor, Saúl, es atraído por el perverso espíritu de Clarissa, quien gradualmente va torciendo su ser moral e intelectual. Los ataques verbales y físicos de Saúl a su hermano sólo confirman su horrible transformación.
Sin embargo, ¿es tan sencillo? ¿Y qué tal si un hermano mató al otro e inventó la historia de fantasmas para encubrir su crimen? Las últimas líneas del relato insinúan esa posibilidad. De ser así, sólo faltaría conocer la razón del asesinato. Y ahí está lo retorcido de la historia: La muerte sólo puede atribuirse a los celos producidos por un amor exagerado, posesivo, antinatural, del hermano mayor hacia el menor.
El relato está escrito en primera persona por el hermano mayor. Las descripciones de la relación con su hermano enfatizan en lo excesivo de tal apego:
"Saúl y yo siempre nos habíamos sentido excepcionalmente próximos el uno al otro. Nuestras vidas siempre habían sido inseparables, nuestros planes siempre habían sido mutuos, nuestros afectos se habían dirigido invariablemente del uno al otro en primer lugar. Así había sido desde nuestra mocedad (…). Aunque era dos años mayor que Saúl, en la escuela siempre habíamos estado juntos, eligiendo a nuestros amigos teniendo en cuenta los gustos y aversiones del otro, viviendo, en resumidas cuentas, el uno para el otro."
La unión sobrevive hasta la adultez de los hermanos y entonces viene el quiebre. Un quiebre inevitable que sin embargo ninguno de ellos parece haber considerado jamás. ¿Qué produce el rompimiento de un vínculo en apariencia tan sólido? Postulo que Saúl se enamoró de una mujer que cambió sus aficiones e ideas. Saúl creció y salió al mundo, mientras el hermano mayor permanecía anclado en el pasado, en una infancia representada en la posesión de la vieja casona:
"(…) nos habíamos encaprichado de la vieja casa Slaughter, que no tenía inquilinos. Desde que éramos niños, el cartel de bordes amarillentos —SE VENDE— había colgado inclinado en la sucia ventana de la fachada. Con juvenil ambición habíamos jurado que, cuando fuéramos mayores, haríamos que el cartel fuera retirado.
Cuando nos hicimos adultos, la ambición persistió por alguna razón."
Las exposiciones realizadas por el hermano mayor respecto a sus sentimientos ante el cambio del menor están pobladas de ambigüedad sobre la naturaleza de su propio amor. Es fácil imaginar que quien habla es un amante traicionado:
"No sé si me sentía más furioso o dolido. Tal vez fuera mayor la sensación de haber sido ofendido, ya que Saúl era por lo general muy susceptible a mis respuestas, pero aquel día no parecía receptivo en el más mínimo grado. Y era aquel descarado desinterés, tan distinto de su predisposición habitual, lo que me había disgustado tan hondamente."
Hay un toque de feminidad en el relator que se refuerza cuando señala algún rasgo físico de Saúl. Habla de "sus bellos rasgos", "su esbelta garganta", "sus bellos ojos oscuros". Afirma que sin él su vida es una farsa.
No resultaría difícil, entonces, imaginar que las continuas salidas nocturnas de Saúl para reunirse con una mujer acabaran por llevar a su dilecto hermano mayor a la locura. Es él quien primero sospecha del retrato de la hermosa Clarissa. No comprende la enorme fascinación que ésta ejerce sobre Saúl, algo dudoso viniendo de un artista hipersensible. ¿Acaso está camuflando sus celos convirtiendo a la amiga de su hermano en el fantasma de una asesina? Recuérdese que el hermano mayor es escritor de estilo victoriano. Ocultar, disfrazar, sugerir es natural en él. Así, su propia breve fascinación por Clarissa y su encuentro con ella podrían verse como un intento suyo de seducir a la joven para alejarla de su hermano o, más factible, de seguir compartiéndolo todo con él.
No funciona. La atracción del mayor sólo dura hasta que comprende que una relación con Clarissa significaría el rompimiento definitivo con Saúl, la muerte de su larga unión. Elige a Saúl, pero éste sólo quiere a Clarissa. Y entonces su hermano, loco de celos, lo mata, como sugiere el autor.
Un amor que lleva al asesinato del ser amado es de por sí bastante horrible, pero al tratarse de hermanos se hace peor. No veo insinuaciones de una relación incestuosa entre ellos. Lo antinatural y horrible es lo excesivo de aquel amor, que excluye todo lo demás y acaba en muerte. El beso del hermano mayor a su hermano muerto es sólo una despedida, no hay nada sexual en ese contacto.
Toda esta teoría es interesante, pero tiene un gran punto en contra: No hay una verdadera Clarissa, no hay una mujer que estuviera en contacto con Saúl. La investigación posterior nunca la menciona.
Entonces, si la historia de La casa Slaughter ocurrió tal como la cuenta el hermano mayor, se trata de un sólido relato de terror donde un par de jóvenes hermanos que se adoran son separados por un maligno fantasma. Si se trata de una mentira para encubrir un asesinato, sigue siendo un gran relato de terror, sólo que más oscuro. De cualquier forma, La casa Slaughter es una magnífica historia que da un giro al clásico relato de casas encantadas.
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