El blog cumple un año y es el momento perfecto para detenerme a pensar en el por qué de su creación y mantenimiento.
No es un blog nacido por capricho. Lo cree luego de años de planificación. Deseaba poseer un lugar donde comentar mis intereses y descubrimientos literarios.
Me costó iniciarlo porque no sabía muy bien como hacerlo. Hay tantas páginas sobre literatura. No deseaba que la mía fuera una más; no quería escribir de lo mismo que las otras. ¿Qué podría escribir yo sobre las grandes obras literarias que no se haya escrito antes y mucho mejor? Así que decidí hablar de libros no muy comentados. O al menos esa fue mi intención inicial.
Con el tiempo mis ideas e intenciones han ido cambiando, aunque una permanece: Continuar con el blog. No sé por cuanto tiempo más, pero por todo el que sea posible.
Desde marzo del presente año llevar el blog se ha convertido en una verdadera hazaña. En ese mes quedé sin PC, teniendo desde entonces que editar y publicar desde un teléfono celular. No me resulta fácil ni agradable. Incluso es desesperante. No sé bien si las fotografias están ubicadas correctamente y con el tamaño justo. Y soy una persona demasiado detallista.
Escribir en este blog me ayuda a pulir mi redacción y lenguaje. Además me ha permitido conocer otros blogs maravillosos no sólo de literatura, ampliando mis intereses.
Mirando hacia atrás, no puedo elegir una publicación que valore más. Todas las hice con gusto e interés. Quizá la dedicada a Las crónicas vampíricas sea la más pulida; y la de títulos llamativos en la ciencia ficción la más personal. De los cuentos publicados mi favorito es Treinta días tenía septiembre.
¿Qué más puedo decir? Agradezco a las dos personas que se han convertido en seguidores del blog; saber que alguien lee lo que uno escribe anima a continuar haciéndolo. Y lo hago.
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