jueves, 30 de junio de 2022

Corazón salvaje (Caridad Bravo Adams)


Como mucha gente hispana nacida en el decenio de 1980, crecí viendo telenovelas, la mayoría mexicanas y nacionales. No me enorgullezco de ello aunque tampoco reniego del pasado: En su momento disfruté de las repetitivas historias desarrolladas por este formato televisivo; me enamoré de actores y personajes; me emocioné hasta las lágrimas con ciertos giros de guion. Fue una época hermosa. 
Hace ya tres lustros que vi mi última telenovela, un producto nacional iniciado con una idea novedosa y, por lo mismo, poco apta para las masas, razón que llevó a transformarlo de drama a comedia deslavazada de la peor clase. No tengo interés en ver otra telenovela ni en repetirme alguna, excepto la única envejecida con gracia: Corazón salvaje (1993). 
Era una adolescente cuando se transmitió Corazón salvaje. Fue un acontecimiento. Toda mi clase la vio y nadie se mantuvo indiferente a la historia narrada en sus 80 capítulos. Amábamos a Juan del diablo (Eduardo Palomo), odiábamos a Aimée (Ana Colchero) y envidiábamos a Mónica (Edith González). El final de la telenovela nos frustró: Queríamos que se extendiera por siempre. No sucedió y sólo este año me decidí a revisionarla. Antes leí la novela original publicada en 1957. 
Corazón salvaje, la novela, está dividida en tres partes: Corazón salvaje, Mónica y Juan del diablo. Ha sido adaptada al cine dos veces, y seis a la televisión en formato telenovela. Su creadora, la mexicana de origen cubano Caridad Bravo Adams, se hizo un nombre como escritora de dramas para películas y telenovelas. 

Resumen
Martinica, 1903; Renato D'Autremont, hijo de un rico hacendado, se compromete en matrimonio con la hermosa y frívola Aimée Molnar. Mónica, hermana de Aimée, descubre que esta mantiene un tórrido romance con el violento contrabandista Juan del Diablo, hermano bastardo de Renato y el hombre con la peor reputación en toda la colonia:

''Es un aventurero repugnante, un jugador de ventaja, una especie de pirata. Debería estar en la cárcel, pero anda suelto jactándose de sus hazañas. Es muy conocido en las tabernas, en los burdeles, en las casas de juego del puerto, y todavía siguen llamándole... ¡Juan del Diablo!''

Mónica ama a Renato y está decidida a todo por verlo feliz. Así, mientras Aimée se envilece con mentiras dentro de mentiras, Mónica trata de evitar que Juan revele a Renato la historia de sus amores. Forzada por las circunstancias y las mentiras de Aimée, Mónica se casa con Juan y él la lleva a su barco, el Luzbel, donde una fiebre cerebral provocada por el horror de su matrimonio la deja postrada durante varios días. Juan cuida de ella y comienza a enamorarse de la que pretendía convertir en víctima de su venganza.
Poco después ambos visitan las hermosas islas cercanas. Durante este viaje Mónica descubre ternura y compasión bajo la ruda actitud de Juan, y él conoce la serenidad del amor verdadero. Sin embargo la verdad se revela y Renato se obsesiona con destruir a Juan y poseer a Mónica. Para ello ayuda a llevar a Juan ante la justicia por un cargo falso. Mónica se mantiene leal al hombre que ahora ama, mientras un enloquecido Renato la acosa sin piedad. A su vez, Aimée persigue a Juan con la esperanza de reconquistarlo.
Múltiples trampas y malentendidos impiden que Juan y Mónica reconozcan y vivan su inesperado amor, pero un evento de la naturaleza acaba por unirles definitivamente.

Me resulta difícil dar una opinión objetiva de la novela. Me gustó y disgustó por igual. Tiene grandes momentos, pero también otros incómodos; el ambiente consigue transportar al lector a la colonia francesa y las aguas del Caribe, sin embargo falta una descripción más amplia; los diálogos son buenos y muy explicativos, mas se abusa de ellos en extremo; los personajes son atractivos, pero arquetipos carentes de desarrollo. Para colmo se alarga con situaciones repetitivas: Los personajes malinterpretan actos y palabras, dudan de sí mismos y de los demás, cambian su versión de un hecho, y mienten por orgullo y obstinación una y otra vez hasta volverse irritantes. 
Todo esto hace de Corazón salvaje una novela difícil de leer pese a su lenguaje sencillo y cursi a la vez. Y es lamentable porque la historia atrapa. No es un gran relato pero posee un atractivo innegable, y algunos momentos quedan dando vueltas en la memoria días después de cerrar el libro (o en mi caso el PDF): El viaje de Mónica y Juan a las islas, donde nace su amor; el espantoso final del malvado Bautista luego de años de abusos hacia los trabajadores de la hacienda; el terremoto y sus consecuencias para los habitantes del lugar, quizá la mejor parte de la novela. 
Personalmente amé sus largos diálogos. Están muy bien armados y son bastante descriptivos, aunque hubiera preferido una descripción objetiva. Presumo que la escritora se hubiera sentido a sus anchas en la dramaturgia, y me sorprende que sólo lo intentara una vez. 
En resumen, Corazón salvaje puede despertar emociones y opiniones encontradas. No es ni buena ni mala pero tampoco para todos; no se la recomendaría a un lector de obras clásicas Se lee con gusto aunque puede cansar. Creo que los admiradores de la telenovela debieran leerla como complemento, pero no más. 




Lo mejor: La historia, los diálogos, el episodio final.
Lo peor: Los personajes carecen de desarrollo y poseen una terquedad muy molesta.
Conclusión: Sólo para seguidores del folletín amoroso y fanáticos de la telenovela de 1993. 

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